jueves, 22 de noviembre de 2012


De todos los cuerpos celestes que podemos observar desde nuestro planeta, sin duda alguna la Luna es el que más cautivó la atención e imaginación de todos los seres humanos a través de la historia. En principio, por ser el objeto de mayor tamaño en el cielo nocturno y el que puede apreciarse con mayor nivel de detalles a simple vista. Pero hay un motivo mucho más importante por el cual deberíamos sentir una fascinación meritoria de reverencia hacia la Luna: nuestra propia vida.

Si bien no está probado si existiría o no la vida en la Tierra sin la presencia de la Luna, y la mayoría de la información que poseemos se basa en especulaciones científicas, sí estamos seguros que de existir dicha vida sería muy diferente a la que conocemos ahora. Analizaremos a continuación los diferentes motivos por los cuales la Luna podría ser de crucial importancia para la vida tal como la conocemos en la Tierra.

Como muchos sabrán, la Luna produce un efecto físico en la Tierra que la convierte en la causante de las subidas y bajadas de las mareas. La atracción gravitatoria de la Luna ejercida sobre la Tierra produce una deformación sobre nuestro planeta, lo “estira” en aquellos lugares donde la atracción es más fuerte, dándole un aspecto de huevo, fenómeno que se denomina “
gradiente gravitatorio”. Como la Tierra es sólida, esta deformación afecta de forma más significativa a las aguas, creando un ligero movimiento en dirección a la Luna, y aunque no resulta tan evidente, produciendo también un movimiento en dirección contraria; esto es lo que genera el efecto que hace que las aguas suban y bajen dos veces al día.


Otro dato importante a tener en cuenta es que la Luna se aleja gradualmente de la Tierra, exactamente a razón de 3,8 centímetros por año. Este alejamiento se puede comprobar hoy científicamente gracias a los
retroreflectores que los astronautas de las diferentes misiones Apolo dejaron en la superficie lunar; disparando un haz de láser hacia dichos reflectores se puede medir con exactitud el alejamiento mencionado. ¿Qué tiene de importante este dato? Bueno, la importancia radica en que si nos retrotraemos en el tiempo, la Luna pasaría a estar cada vez más y más cerca de la Tierra, hasta llegar a un punto hace miles de millones de años donde la Luna debió haber estado realmente muy cerca de nuestro planeta, tan cerca como para poder apreciarla en el cielo con un nivel de detalle que permitiera contar hasta los cráteres más pequeños (lástima que por aquellos días no existía humano alguno para realizar dicha cuenta).

Entonces, si tenemos en cuenta que la atracción gravitacional de la Luna genera las mareas actuales aún encontrándose a gran distancia de la Tierra, en aquella época donde se encontraba muy próxima debían producirse mareas realmente muy pronunciadas, que cubriesen y librasen grandes extensiones de costa de kilómetros de anchura; si las mareas de nuestros días alcanzan hasta decenas de metros de altura, en aquellos tiempos primitivos dicha altura sería de decenas de kilómetros. Los colosales oleajes de la Tierra primitiva debieron arrasar grandes extensiones de suelo terrestre, arrastrando consigo altas cantidades de minerales y sustancias químicas hacia las profundidades oceánicas. Dicha diversidad de sustancias químicas y minerales, agitada de manera convulsionada por las extremas mareas, expuesta a las altísimas cantidades de radiación y energía que recibía del Sol, y tras millones de años de reacciones e interacciones, pudo formar una sopa o caldo primordial de moléculas orgánicas llamadas
aminoácidos, las cuales son el bloque principal constitutivo de las proteínas y estas, a su vez, ocupan un lugar de máxima importancia entre las moléculas constituyentes de los seres vivos y desempeñan un papel fundamental para la vida.
En la etapa primitiva de nuestro planeta, poco tiempo después de la formación del sistema Tierra-Luna, nuestro satélite natural se encontraba muchísimo más cerca, podía apreciarse enorme en el cielo y provocaba mareas de decenas de kilómetros de altura.

Además de las mareas, existe otro de los efectos gravitatorios que ejerce la Luna sobre la Tierra del cual depende la propia vida terrestre: la Luna se encarga de mantener estable el clima de nuestro planeta. El efecto gravitatorio de la Luna mantiene constante el grado de inclinación del eje de rotación de la Tierra, y esta inclinación es lo que mantiene estable el ciclo de las estaciones mientras la Tierra orbita en torno al Sol.

Se puede demostrar matemáticamente que si la Luna no existiese o fuese mucho más pequeña, la inclinación de nuestros polos sería muy diferente, el ángulo de los mismos se vería modificado unos 90°. El grado de inclinación actual de la Tierra, que se mantiene invariable a lo largo del tiempo, es de 23,5°; pero sin la fuerza gravitacional que ejerce la Luna esto variaría caóticamente, lo que traería consecuencias climáticas devastadoras para la vida en nuestro planeta. Así que nuestro satélite natural ha sido y aún continua siendo de crucial importancia para la estabilidad del eje de rotación de nuestro planeta y consecuentemente de nuestro clima.
Conjunto de fotografías animadas que muestran las diferentes fases que atraviesa la Luna a lo largo de un mes.

Como bien sabemos, nuestro planeta rota completamente sobre su propio eje una vez cada 24 horas. Sin la presencia de la Luna y su efecto gravitatorio sobre la Tierra, ésta daría una vuelta cada 8 horas en lugar de cada 24; un año en la Tierra estaría compuesto por 1.095 días de 8 horas cada uno. Con una velocidad de rotación tan alta como esa, los vientos serían muchísimo más potentes y violentos que los que conocemos en la actualidad, la atmósfera tendría mucho más oxígeno y el campo magnético del planeta sería tres veces más intenso.

Bajo estas condiciones tan diferentes, es razonable pensar que la vida animal y vegetal, en caso de haberse desarrollado, habría evolucionado de forma totalmente diferente a como lo ha hecho. Que nuestro planeta cuente con días de 24 horas favorece mucho a las formas de vida que lo habitan, puesto que los cambios de temperatura no son excesivamente bruscos en el paso del día a la noche, tal como lo serían con días de solo 8 horas.
Debido al alejamiento orbital de 3,8 cm por año de la Luna, en varios miles de millones de años el sistema Tierra-Luna se romperá y ambos cuerpos se separaran. Aunque no es seguro si alguien podrá apreciar dicho evento, puesto que es probable que el Sol se convierta en gigante roja antes de que esto se produzca.

Como podemos apreciar, las condiciones y eventos que deben darse para que formas de vida avanzadas como los seres humanos lleguen a desarrollarse en un planeta son muchas.
En un artículo anterior comprendimos que un planeta gigante y alejado como lo es Júpiter cumple un rol fundamental protegiendo a la Tierra de amenazas estelares. En este artículo hemos analizados diversas razones por las cuales la Luna, nuestra compañera de viaje alrededor del Sol, puede ser de vital importancia para la vida en la Tierra. Y estas constituyen sólo una ínfima fracción de la gigantesca cantidad de condiciones y factores que debieron darse de una manera determinada para que hoy cada uno de nosotros pueda vivir sus vidas en este pedazo de roca estelar.

Entonces la próxima vez que alcen la vista y vean la Luna brillando majestuosamente en el cielo, tengan presente que su fuerte interacción gravitacional con nuestro planeta en tiempos primitivos pudo ser uno de los causantes de que la materia inerte hiciera el pasaje químico necesario para convertirse en orgánica; y que la estabilidad adecuada de dicha fuerza gravitacional a lo largo de miles de millones de años brindó a nuestro planeta las condiciones estables necesarias para que dicha materia orgánica pudiera organizarse, reproducirse, evolucionar y complejizarse de tal forma que, en la actualidad, esa misma materia orgánica puede preguntarse acerca de las muchas condiciones y factores que debieron darse para que ella misma exista.
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Tras el reciente fallecimiento del primer ser humano que pisó la superficie de un cuerpo celeste distinto a la Tierra (Neil Armstrong: 5 de Agosto de 1930 - 25 de Agosto de 2012) se están comenzando a acercar noticias al público general relacionadas con nuestro satélite natural, la Luna. Una de estas noticias se relaciona con la denominada “Luna azul”, que se producirá el próximo viernes 31 de agosto de 2012. Por supuesto, aquellos que escuchen esta noticia saldrán al exterior durante la noche, dispuestos a presenciar una imponente Luna color azul. Y esas mismas personas volverán al interior de sus hogares decepcionados, tras haber visto una Luna llena común y corriente.

Ya se han cumplido más de cuatros años desde que visitamos por última vez a nuestro rojizo planeta vecino. La sonda espacial Phoenix fue la última en posarse sobre la superficie marciana.

Es un hecho muy común y conocido, y nadie dudará de esto, que la Tierra y el resto de los planetas orbitan alrededor de una estrella, denominada Sol, en lo que se ha denominado en conjunto como Sistema Solar. La definición actual de nuestro sistema contiene una estrella, ocho planetas, cinco planetas enanos, centenares de satélites naturales (o lunas) orbitando a estos planetas, y una gran cantidad de cuerpos menores, como asteroides, cometas y meteoros.
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En el mundo “bloguero” se está generando lo que se ha dado a conocer como una “cadena de memes” literaria. Es decir, muchos autores de blogs hablando sobre sus libros favoritos y contagiándose los unos a los otros. La cadena fue iniciada por el blog “Sense of Wonder” y me enteré de ella a través de los blogs amigos “Física en la Ciencia Ficción” y “Ciencia Kanija”.
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Una de las preguntas que la humanidad se ha hecho desde épocas muy remotas es: ¿de qué estamos hechos nosotros y todo el mundo a nuestro alrededor? En la antigüedad se creía que todo se formaba a partir de cuatro elementos básicos: agua, tierra, fuego y aire. Los primeros intentos por encontrar un componente básico de toda la materia se produjeron en la antigua Grecia, donde fue postulado el concepto de átomo como bloque básico e indivisible de todo lo existente.

El día de ayer, sábado 05 de mayo del 2012, se produjo un evento único del año 2012: eso que ha dado en llamarse “Superluna”. La realidad es que no tiene nada de super y el aumento de tamaño, producto de dos condiciones simultáneas que explicaré a continuación, no es detectable a simple vista.

Aunque no tiene demasiada relación con el ámbito científico, me pongo a escribir éste artículo sobre espíritus y fantasmas porque es algo que realmente me preocupa. Y el motivo por el cual me preocupa es el siguiente: he conocido algunos locos que creen en OVNIS, he conocido algunas locas que creen en astrología, he conocido algunos individuos con creencias religiosas; pero del fenómeno de espíritus y fantasmas parece no salvarse casi nadie.

La ciencia y la astronomía no consisten únicamente en largos textos con palabras complicadas, extensas ecuaciones matemáticas prácticamente indescifrables y costosos ejercicios de abstracción. No, de vez en cuando también consisten en sentarse y mirar unas bonitas fotografías, sobre todo cuando retratan un evento tan especial como la conjunción de dos planetas en el cielo. La conjunción de los planetas Venus y Júpiter se produjo durante la semana pasada, entre el 11 y 16 de marzo, y sólo fue visible en el hemisferio norte. Ambos planetas pueden verse normalmente en el cielo nocturno a simple vista, pero generalmente se los confunde con estrellas, debido a que se los ve como pequeño puntos de luz. Un buen consejo para diferenciarlos de las estrellas y lograr encontrarlos es fijarse si el punto de luz parpadea: si lo hace, se trata de una estrella; si no lo hace, entonces es un planeta. Esto se debe a que las estrellas se encuentran increíblemente lejos, y su luz es deformada al recorrer el largo trayecto camino a la Tierra y al atravesar la atmosfera, entonces las vemos parpadear. Puesto que los planetas son mucho más cercanos, ese fenómeno no afecta a su luz.
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La mayoría de las personas consideran a la ciencia en general como algo tedioso, como si se tratase únicamente de un conjunto de hechos aburridos y teorías demasiado complicadas. Nada más alejado de la realidad. La ciencia está tan involucrada y entretejida en nuestra vida cotidiana que ni siquiera nos damos cuenta de ello, y hace posible el estilo de vida que llevamos en la actualidad. Desde los dispositivos que nos proporcionan entretenimiento, hasta los avances médicos que mejoran nuestra calidad y alargan nuestra expectativa de vida, todo eso es ciencia. La ciencia es la mejor herramienta que hemos ingeniado hasta el momento para entender como funciona el mundo y el universo que nos rodea. Debería ser vista como una excitante serie de ideas, como un gran océano de experiencia humana. Pero más allá de su interés intelectual intrínseco, existen amplias razones por las cuales la mayor cantidad de gente posible debería tener conocimientos básicos sobre ciencia. Es menos probable que una persona con conocimientos científicos caiga victima de fraudes y de la superstición, desde la astrología hasta las curas milagrosas. Y cuando tantos temas de actualidad política (desde el calentamiento global a la investigación con embriones) tienen un componente científico importante, los votantes y los políticos necesitan entender lo que realmente está en juego.

Superficialmente, este artículo va a tratar casi enteramente sobre un único objeto astronómico. Pero lo que pretendo a través del mismo es poder compartirles algunas ideas profundas e importantes que van más allá de ese único objeto, y que pueden aplicarse prácticamente a cualquier entidad o evento en el universo. Algunas de estas ideas tienen que ver con la forma en la cual percibimos el universo a nuestro alrededor y los métodos que utilizamos para comprender todo aquello que nos rodea. A medida que vaya contándoles sobre este maravilloso objeto astronómico del que les hablo, voy a ir refiriéndome a estas ideas. Espero que además disfruten del aprendizaje sobre este increíble objeto, así como también que puedan alcanzar sus propias conclusiones e ideas adicionales.



Fotos de la Tierra y la Luna 2

La Luna, nuestro satélite, es uno de los principales astros que recorren el firmamento terrestre. Es también el primer astro sobre el que han puesto pie los humanos. Gracias a esto, a otras naves espaciales y, por supuesto, a los telescopios terrestres, podemos presentar esta espectacular colección de fotos de la Luna.

El satélite Luna

Halo alrededor de la Luna
Halo lunar
Foto de la Luna de cerca
La luna de cerca
Eclipse total de luna del año 2001
Eclipse total de luna
Panorama de la Luna
Panorámica lunar
Foto del cráter Copérnico en la Luna
El cráter Copérnico
El polvo de la Luna
Polvo lunar
La Luna en Perigeo y en Apogeo
Perigeo y apogeo lunar
Marte saliendo detrás de la Luna
Marte y la luna
Surcos en la Luna
Grieta en la Luna
Mares y montes en la Luna
Mares y montes lunares
Apolo 16 explora el cráter Plum en la Luna
Cráter Plum en la Luna
Foto de la Luna Llena
Luna llena


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jueves, 18 de octubre de 2012

La palanca es una máquina simple que tiene como función transmitir una fuerza y un desplazamiento. Está compuesta por una barra rígida que puede girar libremente alrededor de un punto de apoyo llamado fulcro.
Puede utilizarse para amplificar la fuerza mecánica que se aplica a un objeto, para incrementar su velocidad o la distancia recorrida, en respuesta a la aplicación de una fuerza.
Ejemplo de palanca: una masa se equilibra con otra veinte veces menor, si la situamos a una distancia del fulcro veinte veces mayor.
Se cuenta que Arquímedes dijo sobre la palanca: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo».
El descubrimiento de la palanca y su empleo en la vida cotidiana proviene de la época prehistórica. Su empleo cotidiano, en forma de cigoñales, está documentado desde el tercer milenio a. C. –en sellos cilíndricos de Mesopotamia– hasta nuestros días. El manuscrito más antiguo que se conserva con una mención a la palanca forma parte de la Sinagoga o Colección matemática de Pappus de Alejandría, una obra en ocho volúmenes que se estima fue escrita alrededor del año 340. Allí aparece la famosa cita de Arquímedes:
«Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo».
Al heleno Arquímedes se le atribuye la primera formulación matemática del principio de la palanca.
[editar] Fuerzas actuantes
Sobre la barra rígida que constituye una palanca actúan tres fuerzas:
La potencia; P: es la fuerza que aplicamos voluntariamente con el fin de obtener un resultado; ya sea manualmente o por medio de motores u otros mecanismos.
La resistencia; R: es la fuerza que vencemos, ejercida sobre la palanca por el cuerpo a mover. Su valor será equivalente, por el principio de acción y reacción, a la fuerza transmitida por la palanca a dicho cuerpo.
La fuerza de apoyo: es la ejercida por el fulcro sobre la palanca. Si no se considera el peso de la barra, será siempre igual y opuesta a la suma de las anteriores, de tal forma de mantener la palanca sin desplazarse del punto de apoyo, sobre el que rota libremente.
Brazo de potencia; Bp: la distancia entre el punto de aplicación de la fuerza de potencia y el punto de apoyo.
Brazo de resistencia; Br: distancia entre la fuerza de resistencia y el punto de apoyo.
[editar] Ley de la palanca
En física, la ley que relaciona las fuerzas de una palanca en equilibrio se expresa mediante la ecuación:
Ley de la palanca: Potencia por su brazo es igual a resistencia por el suyo.
Siendo P la potencia, R la resistencia, y Bp y Br las distancias medidas desde el fulcro hasta los puntos de aplicación de P y R respectivamente, llamadas brazo de potencia y brazo de resistencia.
Si en cambio una palanca se encuentra rotando aceleradamente, como en el caso de una catapulta, para establecer la relación entre las fuerzas y las masas actuantes deberá considerarse la dinámica del movimiento en base a los principios de conservación de cantidad de movimiento y momento angular.
[editar] Tipos de palanca
Las palancas se dividen en tres géneros, también llamados órdenes o clases, dependiendo de la posición relativa de los puntos de aplicación de la potencia y de la resistencia con respecto al fulcro (punto de apoyo). El principio de la palanca es válido indistintamente del tipo que se trate, pero el efecto y la forma de uso de cada uno cambian considerablemente.
[editar] Palanca de primera clase
En la palanca de primera clase, el fulcro se encuentra situado entre la potencia y la resistencia. Se caracteriza en que la potencia puede ser menor que la resistencia, aunque a costa de disminuir la velocidad transmitida y la distancia recorrida por la resistencia. Para que esto suceda, el brazo de potencia Bp ha de ser mayor que el brazo de resistencia Br.
Cuando lo que se requiere es ampliar la velocidad transmitida a un objeto, o la distancia recorrida por éste, se ha de situar el fulcro más próximo a la potencia, de manera que Bp sea menor que Br.
Ejemplos de este tipo de palanca son el balancín, las tijeras, las tenazas, los alicates o la catapulta (para ampliar la velocidad). En el cuerpo humano se encuentran varios ejemplos de palancas de primer género, como el conjunto tríceps braquial - codo - antebrazo.
[editar] Palanca de segunda clase
En la palanca de segunda clase, la resistencia se encuentra entre la potencia y el fulcro. Se caracteriza en que la potencia es siempre menor que la resistencia, aunque a costa de disminuir la velocidad transmitida y la distancia recorrida por la resistencia.
Ejemplos de este tipo de palanca son la carretilla, los remos y el cascanueces.
El punto de apoyo de los remos se encuentra en el agua.
[editar] Palanca de tercera clase
En la palanca de tercera clase, la potencia se encuentra entre la resistencia y el fulcro. Se caracteriza en que la fuerza aplicada es mayor que la resultante; y se utiliza cuando lo que se requiere es ampliar la velocidad transmitida a un objeto o la distancia recorrida por él.
Ejemplos de este tipo de palanca son el quita grapas y la pinza de cejas; y en el cuerpo humano, el conjunto codo - bíceps braquial - antebrazo, y la articulación temporo mandibular.
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